El Centro de Sanación y Justicia reconoce que ocupamos y residimos en tierras no cedidas y robadas, de las cuales las tribus indígenas Kish y Tongva han sido desplazadas y en el proceso han experimentado subyugación, genocidio, pérdida, enfermedades, violaciones, abusos y muerte. Una injusticia que todavía se perpetra hasta el día de hoy.

 

Como personas que provienen de tierras no cedidas, llevamos con nosotros historias de inmigración, de exclusión indígena y de separación de nuestras raíces indígenas. Estamos comprometidos a sanar y reconectarnos con nuestras propias identidades indígenas y a reconciliarlas con nuestras experiencias vividas. Creemos que el proceso de sanación personal nos brindará las herramientas necesarias para apoyar y contribuir a las tribus indígenas de las tierras en las que residimos.

 

Como organización que aboga por el derecho a permanecer, contra la gentrificación y el desplazamiento económico, reconocemos que nuestra lucha por nuestra elección de permanecer en la comunidad de nuestra elección no honra completamente la historia de los hermanos y hermanas indígenas que vivieron donde estamos, antes del colonialismo y el desalojo forzoso.

 

Nuestra sociedad capitalista, egocéntrica e individualista se aferra a la noción de propiedad de la tierra, límites y fronteras que son meros productos de construcciones humanas. Tales nociones crean separación y exclusión, así como otros sistemas opresivos que continuamente nos esforzamos por desmantelar.

 

Todavía estamos sanando, aprendiendo y creciendo. Reconocemos que hay mucho que aprender. Esperamos que este reconocimiento no pase por alto las enormes contribuciones que los pueblos indígenas han hecho continuamente a lo largo de la historia hasta el día de hoy.

 

En el aprendizaje, la apreciación y la gratitud.